Francisca Blázquez, la cinética de
las formas y la presencia del triángulo
Francisca Blázquez
es una creadora incombustible dado que posee una capacidad de trabajo
inagotable. A menudo está creando en su estudio, escuchando
música de Dire Straits, Génesis, Pink Floid, Elvis
Presley, U2 y otros conjuntos. Esta información acústica,
sonora, que acaricia su pensamiento y su sentir le permite
concentrarse en la cinética de las formas, que expresan noción
de movimiento como punto central de interés. Es como si el
rock sinfónico le diera paz y serenidad, capacidad de
concentración, mientras que la música de Elvis Presley
le confirmara su predisposición al movimiento, su voluntad
dinámica, fuerza sugerente, que se nutre de su interior más
convulsionado, de su carácter y determinación en
conseguir respuestas a sus innumerables preguntas.
Investigadora,
experimentadora constante, su facilidad estriba en que no se conforma
nunca con los resultados obtenidos en un primer momento. Siempre está
buscando, pretendiendo contactar con lo ignoto, porque sabe que las
dimensiones actuales en las que nos encontramos sugieren una manera
de ver más allá de lo real. Se cuestiona esta realidad,
porque sus mundos formales imaginarios no corresponden a pautas
determinadas conocidas. De ahí que trate de mostrar movimiento
formal, estructuraciones diversas que sugieren nuevos conceptos
geométricos, en el sentido de dejar volar libre su fantasía
hacia connotaciones que se nos antojan sublimes por el grado de
complejidad que representan.
En unos instantes de
gran sincretismo, muestra una eficaz visión de lo real, pero,
a la vez, esta noción de verdad es cuestionada en el sentido
de ser producto de un momento que se sucede a sí mismo y que
jamás se repite.
No existe el presente,
solo el pasado y el futuro. De ahí que la música sea
tan importante a lo largo de su proceso de creación dado que
sugiere constantemente cambio y fugacidad de lo existente.
No hay sensación
estratificadora en el Dimensionalismo de Francisca Blázquez
sino intención de trascender a partir de la propia constancia
y conformación de lo que es evidente. Si no hay reafirmación
real no hay posibilidad de ir más allá de la física
en un amplio abanico de posibilidades y especulaciones.
Comprometida con su
trabajo, seria, constante, buscadora de momentos que le permitan ser
coherente con sus deseos de creación, establece un repaso de
las formas geométricas básicas, deteniéndose en
el hexágono y en la presencia del triángulo como puntos
básicos. El hexágono le permite estructurar el espacio
con mayor amplitud, bucear a través de la forma, adentrarse en
el desarrollo profundo de su idiosincrasia, para conectar con las
profundidades de su propio yo interior. El hexágono es su yo,
su referente, tanto a nivel sensible como de ideas. Mientras que el
triángulo es la expresión máxima de la energía,
que se transmuta en luz, que significa espiritualidad aplicada a la
propia configuración de la obra. En consecuencia, la creadora
multidimensional y multidisciplinar madrileña indaga en las
posibilidades de la geometría a través de una
concepción multidimensional en la que el triángulo es
básico como punto energético coherente.
Mario Pita
Poeta y escritor
portugués
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