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Críticas

 

 

Luisa Cavani, la evidencia de la esencia, paisajes y la naturaleza como fundamento

 


Luisa Cavani, la evidencia de la esencia, la búsqueda de la tridimensión en el collage de elementos vegetales y la profundización en la naturaleza como ente aglutinador de la iluminación.
Indaga en la abstracción a partir de referencias y elementos concretos, fragmentos que corresponden a hojas, tallos, ramas, flores, evidencias vegetales que son partes de un todo que es abstracto si se mira de lejos, y, se convierte en referencial y figurativo, cuando uno se aproxima.

Lejos, cerca, dentro y fuera, interior y exterior, yin y Yang en la evidencia del equilibrio.


Su obra posee un componente espacial, dentro de una particularidad expresiva, nutriéndose de collages de vegetación auténtica procedente de la naturaleza.


Conforma paisajes inventados, de cariz abstracto, pero, reales, que son extraños y a la vez entrañables, porque están conformados por la energía védica, por la esencia de la sutilidad de lo emblemático contenido en lo sustancial específico.


Se trata de indagar más allá de la anécdota, de la formulación de la evidencia, para superarla, ir profundizando en lo abstracto como concepto, pero inspirándose en el entorno natural.


La naturaleza es paisaje, pero este no tiene porque ser, necesariamente, concreto, sino producto de una evolución, de una transformación constante y evidente, sutil, consecuente, efervescente, partiendo de la importancia de la materia, hallada, encontrada. Asimismo, sutilmente envuelta en una determinación dinámica en composiciones estudiadas, es decir que no surgen por azar, sino que están conformadas con paciencia, con visión de conjunto, en la que lo más importante es la materia y su armonía clara con el color determinante.


El resultado es una relación conjunta entre la impronta de la intensidad sensual pictórica y la fuerza y la determinación de lo vegetal incluido como partes de un todo elemental, que recibe una nueva potenciación expresiva y artística.


De la naturaleza a la obra, conformando paisajes inventados, abstractos, de clara ascendencia determinante.


Su creación es dinámica, denota movimiento, busca el espacio, capta y acaricia otras dimensiones, se concentra en la naturaleza para generar nueva naturaleza.
Hay expresividad, también sutil programación de clara intencionalidad estructural.
Todo lo que existe se halla inmerso en una única dinámica, no hay nada al margen de nada, todo está conectado.


No existe nada al margen de nada, pero en la nada el todo y en el todo la nada. Es decir que expresividad, sensualidad, materia, color, forma, naturaleza, mundo de los devas, dioses de la naturaleza, seres enigmáticos, paisajes extraños, profundizan y se integran en el saber ignoto de una expresividad natural, que es parte de sí misma, de nosotros mismos.


Trabaja con la materia, para transformarla, para ir más allá de su fin, para desarrollar un concepto artístico a partir de disponer de las hojas, flores, plantas, tallos, troncos, en una serie de paisajes inventados, de glamour y sensualidad abiertas, de ecuánime cambio y transformación constante.
El resultado es una creación de gran evidencia, de formulación específica, de determinación en auge coordinada con la envolvente y fundamental elocuencia de una creadora que va más allá de los límites convencionales.


Su obra es dinámica, alegre, formada por aquello que su mente crea, penetrando en otra naturaleza, la artística, que posee sus propias evidencias, dentro de una coherencia y desarrollo singulares, encausados y enjuiciados con determinación.


Son paisajes que fluyen con naturalidad, que parecen extraños, que conforman nuevas dimensiones, que florecen con determinación, sujetos a una formulación de la transformación continua.


No hay nada hierático, todo es silencio y quietud, dentro del movimiento que se intuye, paisajes de un subconsciente que se vuelve consciente, que se interconecta con la propia formulación del cambio constante.


Su obra posee un concepto de paisaje, porque capta la esencia, yendo más allá de la evidencia de la misma, dado que no se conforma con la materia, sino que indaga en los mundos sensoriales y sensibles que, de manera coherente y precisa, desgrana con precisión y tino. Una precisión que es fundamental en el sentido de ser parte de un arte, que es el todo que nos rodea, dado que procedemos de la naturaleza, de la evidencia armónica con el medio ambiente, con el medio exterior, con lo fundamental como esencia temperamental.


La materia es energía y se transforma constantemente, no se puede congelar, su empleo produce el cambio, el incesante cambio.


Luisa Cavani, entre Roma y Barcelona, va más allá de los límites para profundizar en lo onírico, en el subconsciente, conectando con los devas, pero siempre siendo ella, una creadora libre, que ama la vida y la pasión por la existencia.

 


Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)

 

 

  

 

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